La diabetes tipo 2 supone, aproximadamente, el 90% de todos los casos de diabetes y en esta los niveles elevados de glucosa en sangre se producen por diferentes efectos, como la resistencia a la insulina a nivel de diferentes tejidos (hepático, adiposos, muscular), el déficit relativo (más que absoluto) en la secreción de insulina, el aumento en la recaptación de la glucosa filtrada a nivel renal y la alteración en la secreción de diferentes hormonas secretadas por el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos, entre otros. La complejidad fisiopatológica de la diabetes tipo 2 permite poder realizar un abordaje farmacológico por diferentes vías y los fármacos secretagogos clásicos y sensibilizadores a la insulina juegan un papel pundamental en su tratamiento.